AUTOESTIMA es
la capacidad de tener confianza y respeto por uno mismo.
Es
lo que cada uno siente por sí mismo, NO lo que otros piensen y siente sobre mí.
TODAS las personas
tenemos autoestima. NO ES COMPETITIVA NI
COMPARATIVA, es el estado de una persona que no está en guerra ni consigo misma
ni con los demás. Es la base de esa
serenidad de espíritu que hace disfrutar la vida.
La
autoestima es lo que cada persona siente por sí misma en su juicio general
acerca de sí: la medida en que le agrada su yo. La autoestima elevada no consiste en un engreimiento ruidoso, es un silencioso respeto por una o por uno
mismo. Es la sensación de su propio
valor.
Cuando
uno lo siente en lo profundo de su ser se alegra de ser quien es.
La
autoestima es un pensamiento tan
personal, que, a pesar de ser amados por la familia, pareja y amigos, e
incluso tener un buen trabajo y cumplir con la idea de éxito que tienen los
demás sobre nosotros mismos, podemos no amarnos y levantarnos cada día con la
sensación de vacío.
Tener éxito, sin tener alta autoestima,
crea más ansiedad, porque el aplauso de otros las posesiones materiales, el
matrimonio o la belleza no producen por sí solas la autoestima positiva.
La autoestima deberá ser sentida como la
esencia de nosotros mismos.
Es
propiciada desde el nacimiento o tal vez antes, ya que desde niños nos sentimos
deseados por nuestros padres: esto nos
da la posibilidad de sentirnos esperados y queridos. De lo contrario, crecemos con algún
sentimiento de rechazo y baja estima.
En
el núcleo familiar adquirimos las bases que necesitamos para una autoestima
adecuada, que nos permita sentirnos aptos para la vida.
Cuando
no crecemos con autoestima adecuada, nos es más difícil ser positivos en la
vida, tal vez sentimos que no somos aptos para enfrentarnos al futuro y a veces
nos resulta incómodo tomar decisiones.
Con
baja autoestima se debilita la imagen corporal, es decir, no nos sentimos bien
con nuestro cuerpo y con la imagen que proyectamos de él.
ELEMENTOS QUE INTEGRAN EL CONCEPTO AUTOESTIMA
Es el conocimiento de tu cuerpo, tu historia, tus temores, tus necesidades y habilidades, es decir, las partes físicas y emocionales que te componen. Los papeles que vivimos y con los cuales nos definimos: saber qué pensamos, por qué actuamos y qué sentimos.
Al conocer esto, tendremos una personalidad fuerte unificada. Cuando aceptas que tus necesidades son tan valiosas como las de los demás, buscarás los medios sociales, afectivos y materiales para satisfacer, por ejemplo: tus necesidades de salud, amor y diversión.
Si una de esas “partes” no se conocen o se conocen poco, se verán afectadas y nuestra personalidad será débil, tendremos sentimientos de ineficiencia y devaluación. Sólo podremos cambiar aquello que conocemos, por esta razón, el autoconocimiento es esencial para nuestra estima.
Es admitir y reconocer las características que nos conforman, sean agradables o desagradables. La aceptación es el peldaño más pequeño de la autoestima, es lo mínimo que podemos hacer para incrementarla.
Si aceptamos nuestras cualidades, defectos, éxitos, temores, sentimientos de coraje, alegría, amor, tristeza, miedo y valor, podremos cambiar lo que no nos gusta de nosotros mismos y reforzar aquello que si nos gusta.
Aceptarme a mí mismo es estar de mi lado, estar para mí mismo.
Es la capacidad interna para valorar mi forma de pensar actuar y sentir para ver claramente todo aquello que afecta mis sentimientos y acciones; si nos satisfacen; si son interesantes y enriquecedoras, si nos hacen sentir bien y nos permiten crecer y aprender.
Es el juicio positivo o negativo de cada uno de nuestros rasgos.
La autovaloración es el juicio que tenemos de cada uno de nuestros rasgos
Es la suma de las creencias que tenemos acerca de nosotros mismos y que se manifiestan en nuestra conducta. Se compone de dos partes: el autoconcepto intelectual (lo que pienso y creo que soy) y la autoimagen (la idea, creencia o imagen que tengo de mi cuerpo, también llamada imagen corporal).
Es la forma en que nos percibimos, el concepto que tenemos de nosotros mismos, de quiénes somos y cómo nos proyectamos desde nuestra autoimagen; de tal modo que si nos creemos inteligentes; actuaremos como tales y viceversa.
El autoconcepto es la suma de las creencias que tenemos sobre nosotros y que se manifiestan en nuestra conducta.
Es atender y satisfacer las propias necesidades (valores, gustos, intereses), etcétera, para encauzar nuestros esfuerzos en satisfacerlas o por lo menos aceptarlas. Así también el expresar y manejar en forma conveniente sentimientos y emociones, sin hacernos daño ni culparnos. Buscar y valorar todo aquello que nos haga sentirnos orgullosos de nosotros mismos.
Todos estos elementos conforman la autoestima, si falla alguno de éstos, nuestra autoestima se reduce o está incompleta.