Dr. José Miguel López Zepeda
SNTSA 37
Guanajuato
Estimado lector seguimos llevando hasta tu lectura diferentes análisis
propios para esta época de análisis y reflexión, como una oportunidad que nos
permite ensayar diferentes plataformas del pensamiento y sentimiento he
encontrado una ponencia que me pareció muy interesante de 14º Congreso de
Investigación Educativa COMIE que fue llevada a cabo en el 2017 en San Luis
Potosí por Luis Carlos Herrera Gutiérrez de Velasco y Raúl Gregorio Torres
Maya, de la UAM Azcapotzalco, misma que nos hacer reflexionar sobre otra
vertiente sobre la perdida de los valores sociales, Lo anterior se analiza a
través de cómo se ha desarrollado el conocimiento auto afirmativo en la
sociedad, tanto en el pensar racional como en el sentir no-racional, lo cual ha
llevado a un actuar razonable, basado en una moral que, en vez de tener como
fundamento valores ideales, los ha cambiado por valores materiales, creando una
crisis moral que genera la desconfianza y es campo fértil para el deterioro del
tejido social. El cambio en la forma de producción de nuestra sociedad, aunado
a la influencia de la postmodernidad, que aunque tardía, también caracterizó a
la sociedad de nuestro país, así como la denominada modernidad líquida y la
pérdida de la noción de lo sagrado en la cultura, llevaron a la educación,
tanto formal como informal de nuestra sociedad, a un descuido de la formación
en valores ideales, básicos para una buena moral social. De esta manera, se
desarrolló un conocimiento auto afirmativo que, no sólo no reflexiona en lo
racional, sino que tampoco sensibiliza en lo emocional, no racional, dejando
como consecuencia una “moral light” basada en el dinero y la economía.
Por una parte, Lyotard (1991), explica que la postmodernidad ha
causado la pérdida de los metarelatos, es decir, la base de los grandes mitos
que han dado la sustancia a los ritos que le dan sentido a la vida, tanto
individual como social de los miembros de una determinada sociedad. También
comenta Lyotard, que en la actualidad la legitimidad de los saberes se da sólo
a través del lenguaje máquina, es decir con el lenguaje de las computadoras,
quedando casi exclusivamente a lo que se denomina conocimiento racional, o lo
que Agnes Heller denomina el pensar, relegando en parte a lo que al inicio de
esta ponencia se denominó como conocimiento razonable o de la conducta y el
actuar y, eliminando casi en su totalidad al conocimiento no racional o el del
sentir, es decir, al de las emociones y los sentimientos. Otro aspecto, es lo
relacionado al modo de producción de la mayoría de los países occidentales
basado en el capitalismo keynesiano que se implementó después de la segunda
guerra mundial y que permitió proteger a las economías de las sociedades
emergentes, Castells (2000), y que cambió a finales de los setentas y
principios de los ochentas del siglo XX, a un capitalismo neoliberal, que se
basa en el libre mercado y las desregularizaciones de los mercados nacionales,
y que ha traído como consecuencia un aumento desproporcionado del trabajo de
las mujeres en general de manera discriminatoria, un desmantelamiento del
estado de bienestar social, dependiendo de la intensidad de los gobiernos de
las diferentes sociedades, así como la intensificación de la competencia
económica global en un contexto de creciente diferenciación geográfica y
cultural de los escenarios para la acumulación y gestión del capital. Un factor
que parece influenciar el deterioro de la moral y que tienda a que los miembros
de nuestra sociedad actual desarrollen poco o nada de reflexión y de
sensibilización, Bauman (2004) lo aborda a través de lo que denomina la
modernidad líquida, la cual, indica, es una figura del cambio y de la
transitoriedad que estamos viviendo. Es un tiempo sin certezas en el que
prevalece la cultura laboral de la flexibilidad, la incertidumbre y la
contradicción. Es una época que confronta a las estructuras sólidas, estables y
perdurables del pasado y la ausencia de los metarrelatos con la fluidez de la
constante transformación, desregulación y flexibilización. 7 El concepto de
liquidez se traduce en los jóvenes y, en los no tan jóvenes, en el síndrome de
la impaciencia y en la consecuente búsqueda de la satisfacción instantánea,
donde esperar se ha convertido no sólo en algo intolerable sino en un signo de
inferioridad. Por ejemplo, Bauman (2004) comenta que la mayoría de los niños
estadounidenses ya considera agobiante el esfuerzo que implica pelar y exprimir
una naranja para hacer un jugo, porque ahora es preferible beber uno envasado.
El síndrome de la impaciencia considera que el tiempo es un fastidio y una
contrariedad. Otro factor importante a considerar, que influencia el cambio en
la moral social, es que desde hace más de 20 años autores como Jerry Mander
(1994) y Morris Berman (1987) han venido dando testimonio de cómo la cultura global
contemporánea se viene olvidando de la noción de lo sagrado, de lo
sobrenatural, de lo que de manera sintética Melville Herskovits (1987) reconoce
como un aspecto estructural, presente en toda cultura humana, sin importar que
tan diferente sea de cualquier otra. Cuando uno analiza el papel de este
aspecto en la estructura de la cultura, se encuentra con que la sustitución de
lo sobrenatural, interpretado por nosotros como un tipo de conocimiento
razonable y no racional o emocional, por solamente lo racional, acaba por
abandonar los patrones axiológicos de lo bueno y lo malo. Lo abandona en aras
de la búsqueda de un progreso, pretendidamente infinito, que es lo único que
resulta legitimado perseguir, sin el reconocimiento de aquello que es un tabú,
porque atenta contra el misterio de la vida. Con base en lo anterior, se hace
patente que la formación del conocimiento auto afirmativo, lograda, por una
parte, por la enseñanza informal de los individuos, a través de su contacto con
la familia, el barrio, los medios masivos y la publicidad y por la otra, por la
enseñanza formal que se imparte en las instituciones, ha descuidado la
formación en lo relacionado a los aspectos culturales y sociales, que dan la
relación objetiva y social de los individuos y, peor aún, ha descuidad de
manera alarmante la importantísima formación de las emociones y sentimientos,
que se desarrolla a través de la sensibilización y, que además de ser necesaria
para la formación humana , es la dimensión que diferencia y caracteriza a quien
se supone es un ser humano integral en su pensar, su actuar y su sentir en
nuestra sociedad y ha enfocado la educación formal primordialmente al
denominado conocimiento racional, esto es, las técnicas, los métodos, los
medios, las tecnologías y procesos, entre otros.
Como Conclusión:
Se puede concluir que la crisis moral actual debido a las causas ya
mencionadas en la formación del conocimiento auto afirmativo, sufre de una
borrachera de autonomía que ha tenido una moral sin límites, insensible a la
gratitud del don y sin referencias absolutas, es decir a los metarrelatos, la
noción de lo sagrado e ideales. Por otra parte, esta crisis es debida también a
que el enfoque racionalista postmoderno y capitalista neoliberal, relega lo
relacionado con los valores, los fines y la esencia, que son el contenido de la
ética y la moral, debido a que se aboca principalmente, a lo referido, a lo que
se muestra, al tener y que sólo es legitimado por el lenguaje máquina. Bien se
muestra lo anterior en las promesas de las elecciones en nuestro país, donde
los partidos políticos se han enfocado a prometer mejorar la educación,
proporcionando computadoras y tablets, así como promoviendo el aprendizaje del
idioma inglés. Pero eso no es todo, la evaluación magisterial que tanto promueve
la reforma educativa y los medios de información, se enfoca principalmente en
los conocimientos declarativos y procedimentales, descuidando la evaluación
sobre la educación y formación en valores. Se puede capacitar a los individuos
en aptitudes, pero dudamos mucho que, a través de la capacitación se puedan
infundir y cambiar las actitudes.
Referencias Bibliográficas:
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